Por: Lic. María Rosaura Barrios (rochabarrios@gmail.com)
Cátedra Abierta “Violencias de Género” a cargo de la Dra. Eva Giberti
El pasado martes 13 de septiembre la Universidad Nacional
de Misiones recibió la visita de la
Dra. Eva Giberti, psicóloga, psicoanalista, asistente social
y profesora universitaria. El motivo fue la apertura de la cátedra abierta
“Violencias de Géneros” llevada a cabo en la Facultad de Humanidades y
Ciencias Sociales. Actualmente la Dra. Giberti está a cargo de un programa que
funciona sólo en la ciudad de Buenos Aires denominado Víctimas contra las
Violencias junto a un numeroso equipo multidisciplinar de profesionales que
asisten, acompañan y asesoran a las víctimas de violencias (ya sea sexual,
verbal, de explotación, doméstica, de trata, etc.)
Ya en la apertura, en el saludo inicial (“a todos y a
todas”) marcó el rumbo que llevaría la cátedra destacando y exhibiendo la
primer forma de violencia que es la simbólica, en el lenguaje, atravesado por
una cultura fuertemente patriarcal que se ramifica, silenciosa y abarca hasta
las esferas más impensadas. Pero no acaba allí, dirá Giberti, no sólo es el
género masculino abarcador de las denominaciones sino que debe ser de la etnia
blanca y con poder. Fíjese usted qué pobreza abarca esta descripción-
masculino, blanco y con poder- las formas del ser, de los géneros son chatos,
llanos, poco profundos, fáciles de identificar pero sumamente difícil de
encontrar. ¿O cuántas personas con esa descripción conoce usted? Ella habló del
lenguaje colonizado y sí que suena fuerte frente a reiteradas burlas o algunas
minimizaciones que hacen algunos periodistas frente a la intención de
democratizar el lenguaje y darle entidad a las mujeres, los hombres y los/las
trans (travestis, transexuales, transgéneros). El lenguaje es sexista,
concluyó.
Otro de los ejes interesantes fueron los imaginarios
sociales que se refuerzan una y otra vez, que se actualizan y atraviesan,
incluso, generaciones enteras. “Una mujer
mala es peor que un varón malo”; “A
las mujeres les gusta que le peguen”.
Son algunos de los discursos que circulan desde el sentido común,
jocosos, obscenos algunos, siempre ubicando a las mujeres en situaciones
humillantes, de sumisión, algunos ridiculizándonos, “no puede hacer dos cosas juntas”,
encasillándonos en un solo rol “la mujer
está hecha para el hogar”. Sino díganme ¿cuántas veces han sido testigos y
partícipes de chistes machistas, ridículos, sumamente desubicados y de mal
gusto? Cuántas veces en mesas familiares, durante una cena, un almuerzo, algún
tío desubicado, un abuelo, un padre: che qué gorda que estás, cuándo te vas a
casar, ya es hora que tengas hijos, así no habla una señorita, sentate bien,
bla bla bla. Muchas veces, ¿no?
Si bien la apertura de la cátedra fue básicamente la
explicación de cómo funciona el programa Las víctimas contra las violencias, he
aquí solo algunas salvedades y detalles que llamaron la atención de esta
aspirante a comunicadora. Dejó en claro discusiones que se dan en el seno mismo
de los movimientos feministas y de la misma academia, esto es la tensión que
surge con los conceptos y términos empleados en este campo. Reconocer que no es
lo mismo decir violencia de género
que decir violencias contra las mujeres,
ni violencia doméstica que violencia de género, significa adherir
a discusiones finas de la problemática misma, empezar desde el principio de
todo, es pelearla también desde el lenguaje, desde la academia y no sólo en las
calles. En el primer caso supone admitir la invisibilización de la víctima y el
victimario en ese proceso de violencias y, por otro lado, es opacar las otras
muchas formas de violencias con la segunda, concluirá Giberti. Siguiendo esta
línea de análisis reconoció el avance que significó sancionar la nueva Ley de
Protección Integral para Prevenir, Sancionar
y Erradicar la
Violencia contra las mujeres. Esta ley de protección reconoce
seis tipos de violencias contra las mujeres ampliando y mejorando en gran
medida a su antecesora que tan solo reconocía la violencia familiar.
Así, no podemos dejar de mencionar que en Posadas también
contamos con un grupo de mujeres, que a diferencia del Programa Víctimas contra
las Violencias de Buenos Aires, ellas se reconocen como sobrevivientes del
maltrato que recibieron en sus vidas. Hoy ayudan a otras mujeres y niños que
atraviesan situaciones como las que ellas padecieron. Son promotoras en contra
de la violencia y trabajan en el Barrio San Jorge de la Ciudad de Posadas,
pertenecen al grupo PROGEN, entidad que nuclea a muchas otras organizaciones
que luchan para erradicar la violencia. Sin la formación académica universitaria,
ni los insumos, ni las organizaciones gubernamentales con la que cuentan los
profesionales que trabajan con la Dra. Giberti nuestras promotoras en contra de las
violencias trabajan desde hace un par de años ya en situaciones de agresión a
mujeres, niños, niñas, ancianos, ancianas y adolescentes. Se hicieron presentes
en la apertura de la cátedra abierta y hablaron sobre sus experiencias en los
barrios, lo que les falta para mejorar su tarea y las abismales diferencias con
Buenos Aires.
Escrito esto, no quisiera cerrar sin hacer mención a uno
de los comentarios de la doctora sobre la importancia de discutir estos temas
en cátedras abiertas, reivindicando el verdadero espíritu de la Universidad Pública
y Gratuita: las cátedras abiertas. Espacios propicios para vernos las caras,
saber quién está peleando por lo mismo, discutir y proponer. “Nuestras víctimas están más desprotegidas
que las suyas”, dijo en un momento el delegado en del INADI, Abogado
Mariano Anton, así con estos análisis fuimos cerrando las discusiones
principales de ese día, dejándonos una sensación amarga pero esperanzadora.
Todavía hay mucho por hacer.
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